Sevilla, Martes Santo. Parecía un día propicio para que el punk se abriese camino en la engalanada y creyente capital andaluza. Aunque para ver el espectáculo que nos ocupaba hubiese que llegar a la recóndita sala Fanatic, lo cierto es que merecía la pena ser testigos de algo menos habitual de lo que nos gustaría, como es el paso de bandas de este calibre dentro del género por la ribera del Guadalquivir.
Los veteranísimos y míticos THE EXPLOITED hacían aquí parada en su extenso tour peninsular gracias a HFMN Crew. Lo hacían muy bien acompañados por los neoyorkinos THE CASUALTIES, los parisinos LION’S LAW y los vascos RAT-ZINGER. Un cartel de auténtico lujo para los aficionados al punk de corte británico-europeo, más sucio y agresivo que el melódico punk rock americano.
La velada comenzó puntual y, pronto, las muchas decenas de personas que se agolpaban en las inmediaciones de la sala fueron entrando en la misma hasta prácticamente llenarla. Y es que, como decía, la cita tuvo una acogida espectacular por parte del público de la ciudad y alrededores. RAT-ZINGER cumplió su cometido a la perfección. El cuarteto supo meterse en el bolsillo a los allí presentes con su punk rock con toques hardcore y metaleros. Era la segunda vez que visitaban Sevilla. En aquella ocasión presentaban su quinto disco Santa Calavera. En esta, su sexto, Tengan cuidado ahí fuera.
La banda de Bilbao hizo un repaso por toda su carrera discográfica. Con su combativo y provocador estilo, interpretó temas como L.E.Y., Días de gloria o Larga vida al infierno. Cuando le llegó en turno a su himno Rock’n’roll para hijos de perra ya habían aparecido los primeros pogos en la zona frontal al escenario. Fue un concierto al que el cuarteto le quiso dar mucha intensidad, queriendo meter la mayor cantidad de canciones en el tiempo del que disponía. Muy pocas palabras que dieron algo de sensación de frialdad, un hecho que no afectó en que la gente lo diera todo en el tramo final al ritmo de Indestructible o Mi navaja.
Era el turno de LION’S LAW, una banda francesa de street punk y oi! inédita en Andalucía pese a contar ya con una década de actividad y ser un referente del género en su país. Ha sido gracias a su actual agencia, HFMN, que cada vez se están aventurando más a dar conciertos por la península. En esta ocasión, fue lo esperado. Un bolo sobrio y directo. Estética oi! que contrastaba un poco con la de sus otros colegas y canciones con más melodía en las guitarras.
Vimos a su frontman, Wattie (curiosa coincidencia con el líder de The Exploited) deseoso de que el público se animara y bailara con su música. Dijo algo como “si no os movéis no les vais a gustar a los americanos”, refiriéndose a The Casualties. Su deseo se terminó cumpliendo y, tras un puñado de canciones que incluyeron PBS, The Reaper o Lafayette, llegaron los primeros pogos en condiciones. No faltaron entre el público un reducido grupo de galos a los que les fue dedicada Destin Criminel. Después de poco más de media hora, el quinteto finalizó con su canción más conocida, For My Clan.
No eran los cabezas de cartel de manera oficial, pero para muchos y muchas sí lo fueron de manera oficiosa. THE CASUALTIES se han convertido en unos abanderados del punk y en nuestro país gozan de una buena cantidad de fans. Volvían a Sevilla después de unos años de su último concierto en la sala Hollander (con distinto vocalista, ya que en 2017 Jorge Herrera renunció a la banda después de 27 años y Fue reemplazado por David Rodríguez) y demostraron el por qué de su buena fama en directo.
La banda otorgó mayor protagonismo en el setlist a su último álbum, Written In Blood, sin olvidarse de grandes canciones de otros discos. Rápidamente, la pista se convirtió en una caldera que vibró de lo lindo con los de Nueva York. No tardaron en surgir, espontáneamente, los primeros stage diving, y eso que la altura del escenario era como para pensarlo. La gente coreaba temas como For The Punx, Ashes Of My Enemies o Running Through the Night a la vez que David acercaba su micro a la multitud y ordenaba sucesivos circle pit. Lo mejor del concierto llegó cuando este mismo decidió bajar del escenario en Punk Rock Love y Riot, llegando a hacer incluso una pirueta hacia adelante para que el público lo agarrara.
Quedaba la traca final con Unknow Soldier, con banda y público cantando al unísono, My Blood, My Life, Always Forward y el himno We Are All We Have como colofón. THE CASUALTIES fueron los triunfadores de la noche con una actitud insuperable, solo un poco empañada porque el micro principal se escuchaba algo bajo.
Punk’s not dead, reza el conocido lema que el guitarrista de THE EXPLOITED, Robbie Davidson, llevaba escrito en su guitarra durante el concierto (y que da nombre al primer disco del grupo). Y eso es lo que mejor define a la banda escocesa. Liderados por el incombustible Wattie Buchan, con su hermano Wullie a la batería y Irish Rob al bajo, representan más de cuarenta años sobre los escenarios, que los convierten en una leyenda viva.
El show comenzó algo falto de intensidad debido al vendaval que acababa de pasar hacía un momento por la sala, pero el ambiente no tardó mucho en caldearse como era menester. La banda de Edimburgo ejecutó su set prácticamente de memoria, el de toda su gira, no habiendo sorpresas en ese sentido a quien se hubiese hecho el spoiler. Wattie no ha perdido su rabia y escupía las letras como si tuviese delante al gobierno de turno. No le hacía falta moverse mucho sobre el escenario para que se sintiera imponente.
Las canciones de sus primeros discos dominaron un repertorio que no se olvidó de clásicos como Troops Of Tomorrow o Beat The Bastard, ni tampoco de su último, pero ya lejano último disco: Fuck The System, que ya cuenta con casi dos décadas. Uno a uno fueron cayendo los temas como pildorazos eléctricos hasta que tocaron la icónica Sex And Violence, momento en el que varios fans se subieron al escenario a cantar con la banda. Was It Me puso el punto final a una velada punk de altura de las que no se recordaban en Sevilla.