Por Rocío Álvarez

 

Iznalloz (Granada) acogía una edición más de su festival autóctono IZNAROCK impulsado con diligencia por el Kolectivo Rockero de Iznalloz que hace posible la celebración del certamen año tras año con la misma ilusión y cercanía.

 

El IZNAROCK celebraba este año su décimo aniversario bajo el timón de la actual organización, que ha conseguido mantener el buque insignia del municipio a flote, viéndose especialmente arropado en la edición del pasado sábado. El festival que lleva en pie desde el 89 supone una apuesta con determinación por el rock nacional, siendo el escenario de presentación de algunas de las propuestas emergentes más interesantes de la temporada.

 

 

 

Entre la terna de elegidos, los primeros en actuar fueron los malagueños LONCHA VELASCO.

 

Con su innata proclividad a la ferocidad escénica, su rap-metal rebosaba por el anfiteatro de Iznalloz, alternando en su repertorio sus historias noctívagas y sus críticas infestas con temas como Libre, Tortura Medieval o Siria y las inconfundibles Mi Abuela se ha hecho Tinder, El Camello, En el Fondo es por la Pasta o Gatillazo.

 

Con tintes rayanos en los NARCO, su directo de furia volcánica reunía en el setlist su faceta más satírica y bergante con un compromiso social palpablemente intrínseco en cada una de sus letras.

 

 

KORRIBAN, conseguían con su nueva formación captar con irresistible pujanza la atención del público ya adentrada la noche.

 

Los granadinos alcanzaban el equilibrio perfecto entre sus guturales más armígeras y las instrumentales metalcore más contundentes, de la mano del virtuosismo de Dewy y Ari, y la energía cinegética de su nuevo vocalista Luiso. En su setlist alternaron temas de su primera etapa, como First Light o Voight-kampff, y otros de corte más reciente como Heartless Souls, que denotan la madurez de este nuevo periodo de la banda.

 

 

TALES OF ARKEN, también desde Granada, pusieron el toque de originalidad en el inventario de registro metalero.

 

Sus cortes de metal progresivo consiguen cobrar un matiz más intrincado gracias a pinceladas de epicidad, sobre todo notables en la gama cromática de la voz cuando alcanza su gradación más melódica.

 

Además, su puesta en escena es todo un viaje erizado de elementos steampunk que conforman un directo más que elegante, casi rayanos en el mittelalter-Metal.

 

 

 

 

Era el turno de VAREKAI. Autodefinidos como ‘rock d’aquí’, los granadinos hilvanaban una galería de instrumental puramente rockera con gamas vocales más afines al ‘deje’ flamenco.

 

El conjunto conseguía introducir la folklórica pureza de ramas musicales andaluzas, como harían PATA NEGRA o TABLETOM, sin duda haciéndoles dignos embajadores del rock andaluz más costumbrista.

 

 

 

Los últimos en subirse al escenario fueron LUDE, que posteriormente se alzaron como merecidos ganadores del certamen de este año.

 

Lejos de discurrir por caminos de trivialidad, su propuesta pretende ser una transposición de su mundo interior con letras de corte existencialista, que moldean su nuevo álbum LAPSO cuya producción está bajo los mandos de Facundo Novo.

 

 

El proyecto del conjunto murciano está definido como conceptual. Su directo no solo hace referencia al hipnotismo de su nombre con sus envolventes instrumentales, sino también con su puesta en escena que recrea una atmósfera de luces y sombras, bajo un manto de ritmos industriales pero con el halo onírico de bandas como CROSSES.

 

Cesaba el fragor de la noche y el IZNAROCK se despedía hasta su próxima edición con el punkrock de CARMENCITA CALAVERA como banda invitada y la actuación vespertina del guitarrista local José Fermín Fernández que ponían el broche de oro a esta emotiva noche.