Por Pepelu
La gira de GEOFF TATE, The Big Rock Show, ofreció en la península un total de siete fechas, gracias a ETIN PRODUCCIONS, incluidas ciudades poco habituales en el recorrido como son León y Segovia (a título personal siempre me da alegría cuando estas cosas ocurren), aunque aquí contaré lo que aconteció en la sala Indara de Pamplona el pasado viernes 7 de marzo.
Con un gran ambiente propiciado por la coincidencia con el inolvidable KINGDOM OF ROCK y tras la inteligente jugada de mover el concierto de día (adelantándolo al viernes para no coincidir), muchos aprovecharon para hacer un doblete que seguro que estará en lo más alto de lo vivido durante 2025 en directo, ya que la ocasión era merecedora del esfuerzo que muchos hicieron al presentarse en Pamplona desde distintos y lejanos puntos de la península o incluso el extranjero. Que nadie malinterprete mis palabras, GEOFF TATE y el legado de QUEENSRŸCHE no son teloneros de nadie ni un simple aperitivo. Lo que vivimos fue una razón de peso y una demostración de elegancia, clase, poder, fuerza y envidiable estado de forma.
Con una coqueta y pequeña sala Indara pero lo suficientemente espaciosa para un evento de estas características llenándose hasta los topes, IVORY LAKE inició una correcta actuación que sirvió para calentar el ambiente, media hora de guitarra acústica y una voz con diferente color y fuerza imprimida en las distintas canciones.
Un grupo de heavy metal para abrir hubiera puesto el recinto patas arriba, pero entendemos la presencia por razones logísticas y porque el señor Josh Watts (compositor e intérprete de IVORY LAKE), ya había formado parte de la banda de GEOFF TATE como batería en el pasado.
Tras el cambio y las primeras filas llenándose de gente ansiosa por escuchar los himnos eternos e imperecederos de QUEENSRŸCHE, GEOFF TATE abría con un portentoso Empire, tema homónimo al del álbum al que más atención prestó en el repertorio.
La banda que acompaña a GEOFF TATE tiene tablas, presencia y un rol muy definido, con la sección rítmica actuando al fondo del escenario en paralelo (curiosa imagen por otra parte) y con los tres guitarristas complementando las complejas e interesantes estructuras que las canciones de QUEENSRŸCHE poseen, dando más color a todas esas capas que hicieron únicos a discos como Warning, Rage for Order, Operation: Mindcrime o el citado Empire, con el sonido nítido, cálido, crujiente y bien conseguido.
Después de un bloque de tres canciones (Desert Dance, I Am I y Sacred Ground) que enfriaron a la audiencia al tratarse de temas más desconocidos de discos posteriores a los que forjaron el nombre de QUEENSRŸCHE, The Thin Line volvió a conseguir la comunión con los asistentes de un excelso GEOFF TATE.
Por su voz transcurrirán inevitablemente los años, pero me atrevo a decir que no solo no se resiente, sino que se percibe a un nivel superior a giras anteriores, llegando con facilidad a notas altas y además, con ese carácter un tanto histriónico digno de buen actor, interpretando cada frase en sus gestos con una naturalidad sorprendente.
El momento más celebrado del concierto aconteció tras presentar el siguiente apartado de tres canciones de Operation: Mindcrime, con el propio tema título, Breaking the Silence y I Don’t Believe in Love generando momentos de éxtasis al tratarse sin duda de uno de los discos más importantes de la historia del heavy metal, y del cual nos hubiera gustado escuchar algún corte más, pero a la vez quiero aplaudir la valentía de tocar lo que él y su banda quieren, ya que en los últimos años ha hecho giras exclusivas de discos de QUEENSRŸCHE interpretados íntegramente o con amplia presencia de los mismos, por lo que si a GEOFF TATE esta vez le urgió la necesidad de variar y darle cabida a otros temas, ¿quiénes somos nosotros para interferir en el plano artístico y creativo? Aplaudo siempre la valentía aunque no sea lo que prefiero escuchar en un concierto.
La genial NM 156 enlazada a Screaming in Digital, Walk in the Shadows o la emotiva Another Rainy Night fueron muy bien escogidas para hacer aflorar la sensación de que estábamos siendo partícipes de un concierto apoteósico donde las refinadas Jet City Woman y Silent Lucidity cerrarían el show antes del obligatorio bis, escogiendo Welcome to the Machine de PINK FLOYD a propósito para presentar a la banda, con los tres guitarristas repartiéndose los solos, entendible desde este prisma, pero es innegable lo innecesario de recurrir a una versión (por mítica que sea) con todas las composiciones de QUEENSRŸCHE que se quedaron sin tiempo ni lugar.
Take Hold the Flame presagió el final, que como no podía ser de otra manera, le correspondió a la eterna y monumental Queen of the Reich, terminando el viaje hacia la gloriosa historia de una banda clásica e infravalorada, y que junto a los nombres de SAVATAGE, CRIMSON GLORY o FATES WARNING entre otros tantos, dotaron al heavy metal de elementos distintivos, enriquecedores e intrincados cuyo legado es inmortal, siempre está por descubrir y nunca me cansaré de reivindicar.