En un mundo que no termina de recobrar la normalidad, los madrileños TOUNDRA han decidido seguir a lo suyo dando conciertos (cuando han podido) y creando nueva música. El cuarteto de post-rock instrumental ha alcanzado la madurez, consolidándose como la banda más importante del género dentro del estado y una referencia para muchas otras, también por su constancia y su coherencia. Hex es ya su octavo disco de estudio (si contamos Para quienes aún viven, el disco que editaron con aquel proyecto paralelo llamado Exquirla) y llega dos años después de su excelente revisión de la banda sonora de Das Cabinet des Dr. Caligari a través de Inside Out Music. De la producción se ha encargado Santi García. Como curiosidad, “hex” es el número seis en griego y la continuación de Vortex, por lo que continúa la costumbre de referenciar (explícita o implícitamente) la numeración de sus álbumes.
Pocas bandas consiguen transmitir emociones como lo hace TOUNDRA, algo paradójico al carecer precisamente de letras con las que plasmarlas. Siendo ellos mismos conscientes de esta capacidad de comunicación, han pasado de cierta ambigüedad de significado en sus primeros discos a, fundamentalmente desde Vortex (2018), agregar mucho más contexto a sus composiciones, recalcando lo que quieren transmitir. Incluso, adentrándose en el terreno de lo social y lo político, siendo esta incursión mucho más patente en este nuevo trabajo, que invita a remover conciencias.
La dura crítica al capitalismo más asfixiante y su deriva totalitaria viene sobre todo reflejada en la “cara A” del disco, que es compuesta por un único tema dividido en tres cortes o actos: El odio. Este tema queda redondeado por un cortometraje realizado por Jorge Carbajales (que puedes ver al final de la reseña), en donde podemos ver la vida de una persona desde su niñez rodeada de metáforas, algunas sutiles y otras no tanto, cabalgando entre el pesimismo y el realismo más amargo que nos rodea en la cotidianidad, centrándose en los mensajes de intolerancia que nos bombardean y que cada vez son más frecuentes y están más respaldados.
Musicalmente, es un trabajo que cumple con creces con lo que esperas escuchar. En este aspecto, pocas sorpresas (o ninguna). No es su álbum más inspirado si hablamos de variedad, puesto que se centra mucho en un tema largo (más de 20 minutos) como El odio y apenas quedan tres canciones más. Cuatro si contamos con el coletazo final, la outro FIN. Es en esta “cara B” donde nos reencontramos con los TOUNDRA más convencionales, con un trío de cortes que podrían estar en casi cualquier otro de sus discos sin desentonar. Tampoco se puede pedir mucho más dadas las circunstancias, ya que han sido dos años muy turbulentos (confinamientos mediante) y habrán tirado de ideas que ya tenían o, simplemente, no era el momento de inventar la rueda. Con todo, esta segunda parte del álbum da la sensación de ir con el piloto automático.
Pero esto no quita que sea muy disfrutable. Tiene momentazos que animarán a los más metaleros en Ruinas, un corte muy directo, o el riff in crescendo final en Watt. A buen seguro, ambos temas se colarán entre los habituales en los conciertos de ahora en adelante. Una pena que, al final, Hex resulte un tanto breve y deje con ganas de más. Lo bueno es que así volveremos con más ganas a las salas, si ómicron nos deja.
Tracklist:
1. El Odio. Parte I
2. El Odio. Parte II
3. El Odio. Parte III
4. Ruinas
5. La Larga Marcha
6. Watt
7. FIN