Crónica: Elchicohache
Fotografía: Jaime García
Es curioso. No tengo la sensación de que haya pasado ya un año cuando comienzo a recapitular lo vivido en esta edición del SonicBlast. Aún conservo en la mente momentos extremadamente vívidos de las actuaciones del pasado año. Y es que, creo que tiene mucho sentido que sea lo primero que me viene a la cabeza. Pero dejemos eso para las conclusiones.
Segunda edición del SonicBlast en Vila Praia de Âncora, un lugar que cada año exploro más a fondo y más apego me genera. Este emplazamiento de ensueño aporta el encanto suficiente como para querer llegar un par de días antes y marcharte un par de días después.
Este año ya sabíamos a dónde ir y cómo llegar, sabíamos lo que nos íbamos a encontrar y fuimos con más calma, la playlist fue diferente, no sonó Green Lung en mi cabeza pero aún así nos divertimos bastante escuchando lo que sabíamos que nos iba a conquistar en directo. El viaje fue bien, cabalgando riffs y poniéndonos al día. La ola de calor que atravesaba el norte peninsular nos obligó a parar. Nos hidratamos rápidamente y continuamos con la cabeza puesta en sentir el viento de la costa y saborear una Sommersby bien fresquita. Todo se veía igual que el pasado año, como si no se hubiese movido de donde estaba. Misma estructura, mismos recuerdos y mismo recorrido hasta dejar de escuchar el motor. Llegamos con algo más de tiempo, aún era de día cuando recogimos las acreditaciones y tímidamente fuimos entrando para encontrarnos, ahora sí, con la undécima edición del SonicBlast. Una vez reconocimos la zona y vimos que mantenía las formas, nos fuimos haciendo nuestro esquema mental para lo que venía. Dos Main stage y el Stage 3 que servía de antesala y cierre para cada uno de los días de festival. Una nueva zona de descanso con mesas y sillas a la sombra que agradecimos en numerosas ocasiones. Una mejora con respecto a la pasada edición. Desde ahí comenzamos la pre-party, que nos dejó un gran sabor de boca…
Miércoles 9
Si algo me sorprendió de primeras es que noté mucha más gente desde primera hora del miércoles en comparación con la edición de 2022, donde apenas éramos un centenar de personas cuando llegamos a la entrada. El ambiente era espectacular, la gente ya estaba con actitud de día completo más que de preliminar. Y con la noche comenzamos a escuchar algo entre Led Zeppelin y Camarón, pues okay, tenían toda mi atención. Se trataba de PLASTIC WOODS, grupo malagueño que claramente apuesta por tintar con flamenco todo el desarrollo de sus progresiones. De repente la voz empezó a recordarme a Eddie Vedder y no sabía muy bien dónde estaba. Qué despliegue… sin duda lo mejor de aquella noche, me habían hablado muy bien de esta banda, y la verdad, leyendas de ese tiempo que ocuparon el Stage 3, con buen nivel de inglés y mucho arte. Tras los andaluces, llegaba el turno de RUFF MAJIK, rock and roll sin complejos desde Sudáfrica que vino muy bien para el calentamiento del festival. Muy amenos, divertidos y cogiendo de la mano al stoner para recordarnos por momentos a bandas como Nebula o Fu Manchu.
Aprovechamos para ir a refrescarnos durante la actuación de SCATTERBRAINIAC, primera banda local, de quienes solo vi dos o tres canciones y el resto lo escuché un poco alejado. Aún así, una de esas sorpresas que te regala el SonicBlast, un poco de punk que siempre se agradece y quizás la parte destructiva que faltaba este año sin Mr. Miyagi. Creo que su mástil de guitarra se fue para Andalucía de viaje… Turno de NAGASAKI SUNRISE, que nos hacían pensar ya en el final de la noche. Segunda banda local de la noche, con una puesta en escena muy espectacular y enérgica. Un d-beat que me sorprendió para bien y unas armonías de guitarra que me llevaban a un tema de Valient Thorr continuamente. Aunque todo parecía estar cerca de terminar, quedaba la bomba de la noche… Branca Studio DJ Set tenía que poner a arder el Stage 3 para que nos fuésemos bien calientes para casa. Clásicos y leyendas sonaron con Pol a los mandos en una noche que se me hizo bastante corta pero que siempre pasa factura al día siguiente…
Jueves 10
Comenzamos el jueves como si llevásemos dos o tres días ya de festival. La pinchada de la noche anterior nos dejó con secuelas y perdimos la voz cuando dejó de sonar Evil eye. Nada más llegar al recinto nos enteramos de un cambio de agenda. MYTHIC SUNSHIP adelantaban su concierto y se sustituía su slot por el de DEATH VALLEY GIRLS, que al parecer no llegaban a tiempo por un problema con su vuelo. Me hubiese gustado verlos en otras condiciones, además de que el pasado año cancelaron y venía con muchas ganas de disfrutar de sus atmósferas de psych y space rock pero quizás con tanta luz y calor no me metí de lleno en su actuación. Ahora sí, tras esto, me empezó a sonar de verdad a SonicBlast, sin desmerecer a nadie, pero empezaba a sonar la guitarra de Keith Gibbs y su voz resonó en todo el recinto.
SASQUATCH, desde California dieron una lección de stoner desde la primera a la última canción. Desayunar con ellos al día siguiente no fue suficiente, por lo que tuvimos que mentarlos durante todo el festival cuando notábamos el más mínimo síntoma de bajada de ritmo. Su concierto fue de lo mejor del jueves pese a tocar absurdamente pronto.
Para rematar esto de la hora, nos tocó disfrutar de CRIPPLED BLACK PHOENIX con el sol cegándonos, lo que me ayudó a cerrar bien los ojos y dejarme llevar por los caminos experimentales de esta banda británica que tantas y tantas ganas tenía de ver. Soy fiel defensor de que el post-rock tiene mucha cabida en el festival y creo que año a año van dejándose caer grupos que son más que aceptados por el general del público. Si bien fue un gran concierto, dieron la sensación de no estar con la misma energía y se notaba en algún corte que no parecía sonar con la misma intensidad.
Y con esa palabra quiero quedarme, porque creo que no hay mejor definición para lo que SPY perpetró en poco más de media hora. Menuda locura de circle pit, de derroche de energía, de sudar hardcore por la frente… Las vibes de YOT, True Colors o Judge que destilaban no eran normales. Acabamos el concierto con una fatiga considerable y casi sin recuperarnos empezaba uno de los conciertos por los que mucha gente había acudido al SonicBlast. Se trataba de ACID KING, banda mítica del stoner/doom que reaparecía después de un largo periodo sin sacar disco. Beyond vision, su nuevo álbum que llega a través de Blues Funeral Recordings nos sonó muy pero que muy bien en directo con temas como One Light Second Away o Mind’s Eye demostrando que la banda continúa por la senda correcta tras reagruparse.
En esta nueva formación Lori continúa siendo la piedra angular de esta banda 30 años después y así lo demostró en este directo. Tras la densidad y el poso que dejó ACID KING, se vino algo más desenfadado y con un rápido contagio por el baile. DEATH VALLEY GIRLS aparecían en escena pero sin su vocalista y con Nikki Pickle de FRANKIE AND THE WITCH FINGERS echando un par de manos. Nada que no pudiesen sacar adelante y que seguramente poca gente notó. Parece que el tema de los vuelos se cebó con esta banda de California.
Y será por bandas de California, giramos la cara y empieza a tocar OFF! el denominado hardcore punk supergroup con Keith Morris de Circle Jerks y Black Flag y gente de Redd Kross y Hot Snakes, casi nada… Qué manera de reventar el escenario. Mucha caña y violencia que supieron contagiar a todas las personas que estaban asistiendo a tal brutalidad de directo.
De California nos toca viajar al frío sueco que nos metieron en el cuerpo HÄLLAS, para mí, la sorpresa del festival. No sé por qué no confiaba en que fuesen a defender así de bien los discos en directo y tras eternas comparaciones con Ghost, puedo decir que me gustaron mucho más. Desde esa noche soy team capas. Quiero una. Esta banda bebe del rock progresivo y el sonido 70’s, parece salida de un spot macarra con cardados y ropa de aerobic. Tengo una fuerte convicción y creo que Carpenter Brut en algún momento debería cerrar todos sus conciertos con Carry On.
Y para continuar, sin ningún tipo de tregua, comenzó a sonar KADAVAR, con dos guitarras, pantalones de campana y ¡cómo lo estábamos deseando! Me duele reconocerlo pero de todas las veces que los he visto, fue de las mejores, si no la mejor. Y digo me duele porque los he visto en sala a medio metro y no fue normal el espectáculo que dieron en el SonicBlast. Fue precioso cómo resonaba el estribillo de una Die Baby Die estirada entre abrazos a través de una psicodelia maravillosa. La voz de Christoph llenándolo todo y el bombo como el latir del corazón de todas las personas que nos desgañitábamos acompañando. Esto solo fue el ecuador de la actuación. Impresionante concierto el de los de Berlín. Después de todo esto la energía ya iba escaseando y pudimos ver un rato de DEATHCHANT, que por suerte ya los habíamos visto un par de veces el pasado año. Sin mucho cambio, a medio camino entre Red Fang y cualquier banda que pueda ensayar en una Ford Ranger.
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