Por Rubén Montejo

 

 

La banda canadiense SPIRITBOX está de vuelta con un más que esperadísimo segundo álbum de estudio, llamado Tsunami Sea. Pero… ¿habrá cumplido estas altas expectativas? Lo vemos a lo largo de esta reseña. Lo primero, indicar algunos datos técnicos del lanzamiento. Tsunami Sea ha sido editado por Rise Records y Pale Chord este pasado 7 de marzo y cuenta con una duración de 43 minutos y 32 segundos repartidos en un total de 11 temas. El álbum ha sido producido por Dan Braunstein y Mike Stringer, mezclado por Zakk Cervini y masterizado por Ted Jensen.

 

SPIRITBOX demuestra una gran habilidad musical y una visión clara en este trabajo. Todo ello se muestra de una manera natural y pasional en este nuevo álbum de estudio que lo confirma como uno de los grupos de metal moderno más cotizados y en continua progresión. Su ascenso ha sido meteórico y no me extraña, ya que la banda contiene todos los elementos para convertirse en un auténtico éxito tanto a nivel comercial como estrictamente musical.

 

Desde su formación en 2017, la banda ha demostrado una capacidad camaleónica para explorar diferentes texturas y estilos en su aventura musical. Empezando por un metalcore moderno, pasando por el metal progresivo (en la onda del llamado djent) y sin cortarse un pelo experimentando con el hip hop, el pop o la música electrónica. Ecléctico es un buen adjetivo para definir a SPIRITBOX.

 

En 2021, con el lanzamiento de su álbum debut Eternal Blue ya sacudió la escena con un álbum muy completo y maduro, rayando a gran nivel y convirtiéndose en uno de los mejores debuts de ese año. Ahora, con Tsunami Sea podemos ver con claridad un paso adelante en su sonido, con una producción mucho más trabajada y con un estilo musical más definido. En este nuevo trabajo SPIRITBOX se deshace en gran medida de la etiqueta metalcore abrazando con mucha más sinceridad el metal progresivo más moderno y actual, sonando irremediablemente en algunas tonadas a bandas como Meshuggah, Vola o incluso a Gojira.

 

El metalcore sigue presente, pero en mucha menor medida que en sus trabajos anteriores. Y no podría haber sido una decisión más acertada. SPIRITBOX ha decidido tomar un poco de distancia con ese core más moderno y actual, donde ya encontramos cierta falta de ideas y cansancio, como han demostrado los últimos trabajos de Architects o Bring Me the Horizon. En temas como Crystal Roses con esa base electrónica o las melódicas Perfect Soul o Ride The Wave son en los que encontramos una semejanza más clara con el metalcore, pero el grueso del álbum se desmarca completamente de este. Aunque también hay que decir que SPIRITBOX sigue buscando su sitio. Es una banda joven y aún le queda recorrido para asentar su sonido.

 

 

Encontramos absolutos monstruos djent con disonancias, solos a lo Fredrik Thordendal y melodías muy contenidas o directamente inexistentes, como la excelente Black Rainbow (posiblemente el mejor tema del disco), Soft Spine o la maravillosa No Loss, No Love. Aquí no hay cabida para la emotividad o las melodías ultra comerciales con toques adolescentes, como adolecen otras bandas que están en la cresta de la ola del metal moderno. Aquí hay una madurez y un trabajo lírico conceptual mucho más elaborado, natural, serio y, sobre todo, oscuro y decadente. Además de una influencia más que notable en el tono de las guitarras del mathcore que Courtney y Mike practicaban en su anterior banda: IWRESTLEDABEARONCE.

 

Eso no quiere decir que el álbum carezca de emotividad o de melodías, y es que, como he indicado antes, con Perfect Soul, Ride The Wave, Keep Sweet o la grandiosa Deep End (que cierra el disco con toques a lo Devin Townsend y siendo uno de los temas con más personalidad del redondo) el amante de los sonidos más melódicos va a estar más que satisfecho. Pero yo diría que el fuerte de este trabajo son las partes y los temas más agresivos, donde Courtney está incontestable y desborda una energía apabullante.

 

Producción, mezcla y masterización juegan un papel clave en el sonido y la atmósfera del álbum. Aunque es menos orgánico que su predecesor, esta elección estilística potencia su carácter industrial: frío, preciso y adictivo. Tema a tema, el disco fluye con naturalidad en ese torrente energizante en el que Courtney se desenvuelve con maestría, como pez en el agua. El salto de calidad respecto a su anterior trabajo es innegable, tanto en composición como en el apartado lírico y conceptual. Algunos oyentes podrían ver esto como un punto negativo, pero en mi caso es justo lo contrario, ya que soy un gran fanático del sonido industrial.

 

En su EP de 2023 The Fear of Fear la banda ya nos hizo entrever esta idea y cambió su sonido centrándose más en el djent y progresivo y eso le valió para obtener una nominación a los Grammy. Tsunami Sea no solo consolida a SPIRITBOX como una de las bandas más relevantes del metal moderno, sino que también marca un punto de inflexión en su sonido. Con un enfoque más progresivo, una producción que potencia su intensidad y una composición más madura, este álbum es su trabajo más sólido hasta la fecha. Lo que venga después es una incógnita, pero si mantienen este nivel de creatividad y ambición, su futuro en la escena está más que asegurado. Un disco imprescindible para quienes buscan metal moderno con identidad propia.

 

Muy recomendado: 8,5/10.

 

Canciones incluidas:
Fata Morgana
Black Rainbow
Perfect Soul
Keep Sweet
Soft Spine
Tsunami Sea
A Haven with Two Faces
No Loss, No Love
Crystal Roses
Ride the Wave
Deep End