Texto por Pepelu; fotografías: ELECTRIKEEL, FREEDOM CALL, DORO y Pepelu
Desde el primer anuncio del KINGDOM OF ROCK ya había una expectación inusitada por ver qué agrupaciones formarían parte del cartel, ya que a diferencia de la mayoría de festivales, su anuncio fue tan solo con tres meses de antelación respecto a su celebración.
Tras su primer anuncio con la inclusión de MANOWAR y DORO, muchos señalamos el 8 de marzo como fecha de obligatoria peregrinación a Pamplona.
La vuelta de MANOWAR a España después de 11 largos años de ausencia, las excelentes críticas que The Blood of our Enemies Tour estaba cosechando a lo largo de Estados Unidos y por toda Europa, el rescatar canciones de álbumes que siempre hay que reivindicar con vehemencia en toda conversación sobre verdadero metal como son Hail to England o Sign of the Hammer (para el que escribe son el epítome y paradigma del heavy metal épico y barbárico junto a Into Glory Ride),… todo sumaba a favor para ofrecernos una cita imprescindible e inolvidable. Asimismo la inclusión de DORO generó más ilusión si cabe por una fecha a la que se sumaron después FREEDOM CALL y ELECTRIKEEL.
El pabellón Navarra Arena se engalanó para un día en que, salvo la climatología, los dioses del metal dispusieron todo para el triunfo del acero, tanto en la parte objetiva del desarrollo y producción como en la vivencia subjetiva del evento.
Destaco la fluidez en el acceso una vez se abrieron las puertas, la presencia de merchandising en los exteriores y también en el interior para evitar tapones en el recinto, barras con precios decentes y baños suficientes, quizás escasos puestos de comida, y en cuanto a la producción del evento, sonido en pista (desde donde lo vivimos) más que bueno para todos los intérpretes que pasaron por las tablas del festival.
ELECTRIKEEL luchó frente a la tarea más difícil y a la vez ilusionante en este tipo de formatos: abrir fuego. Como banda procedente de Pamplona, mostró con orgullo en su tierra las razones por las cuales ha sido elegido para tal cometido: su agresividad y pegada.
No es un grupo que hubiera escuchado anteriormente y se sitúa, al igual que FREEDOM CALL, lejos de mis parámetros de escucha, pero respeto a quien trabaja con ahínco en sus convicciones musicales. Los comentarios de quienes abarrotaban ya las primeras filas del recinto fueron más que positivos.
FREEDOM CALL para algunos entre los que me incluyo, desentonaba con su azucarada propuesta respecto a los vibrantes clásicos que DORO interpretaría de WARLOCK y qué decir de MANOWAR.
Es una banda consolidada con 25 años de carrera, no dio un mal concierto para nada, de hecho gustó entre muchos de los asistentes que coreaban los estribillos de Mr Evil, Supenova, Warriors o Metal Is for Everyone (no, no tengo nada claro este punto), pero hubiera encajado mejor en otro tipo de festival. Creo que la sensación general fue de que en el KINGDOM OF ROCK faltó un grupo más acorde a lo que después habría de venir.
Repertorio de FREEDOM CALL:
Hammer of the Gods
Tears of Babylon
Supernova
Silver Romance
Union of the Strong
Out of Space
Mr. Evil
Freedom Call
Power & Glory
Warriors
Metal Is for Everyone
Land of Light
La actitud, compromiso, energía y estado vocal de DORO no acusan el inexorable paso del tiempo, no hubo atisbo de sentirme extrañado ante el comentario general más destacado sobre su gran desempeño, y es que es intachable.
Con una selección de canciones donde predominaron las versiones de WARLOCK, DORO ganó la jugada interactuando con el público desde el inicio (por momentos incluso demasiado), aunque lo único que se le puede reprobar es haber elegido el Breaking the Law de JUDAS PRIEST en lugar de algún tema propio o de volver al rescate abriendo el baúl de los recuerdos de WARLOCK.
Hubo momentos álgidos como siempre consigue DORO junto a una banda cuya formación es de muy largo recorrido, tantos años tocando juntos imprime la sensación de tener recursos para todo tipo de público y de saber qué cartas jugar. Tras el esperado All We Are, el cierre enlazando Metal Racer y True as Steel pusieron el punto y final… o no, porque Living After Midnight de JUDAS PRIEST sonaba por los altavoces del Navarra Arena mientras DORO volvía al escenario para seguir cantándola mientras le invitaban cariñosamente a salir, sin duda el momento simpático del festival.
Repertorio de DORO:
I Rule the Ruins
Earthshaker Rock
Time for Justice
Burning the Witches
Fire in the Sky
Raise Your Fist in the Air
Für immer
Hellbound
Children of the Dawn
Revenge
Breaking the Law
All We Are
Metal Racer
True as Steel
Hablemos ahora de la razón por la que miles de personas decidimos acudir a la llamada el pasado sábado 8 de marzo en Pamplona.
Un telón negro que tapaba el montaje del escenario, sobre el que se proyectaba continuamente imágenes acerca de la prohibición de grabar vídeos o de que se hiciera crowdsurfing arruinando el show, nos estuvo acompañando mientras afloraba la impaciencia, ya que un cuarto de hora después de la hora estipulada MANOWAR asaltaba sin piedad ni concesiones el escenario del Navarra Arena con el himno que nombra al cuarteto, abordando la batalla con el orgullo de mantener firme el nombre de Battle Hymns, su primer disco editado 43 años atrás, mientras la audiencia empezaba a desatarse con Kings of Metal, Fighting the World y Brothers of Metal, inteligentemente escogidos para provocar el éxtasis prematuro ya que son valores seguros.
Eric Adams mostraba un increíble poderío vocal, el repertorio elegido y medido a la perfección en distintos bloques de manera muy inteligente está dando sus resultados en esta gira. A sus 72 años es lógico imaginar momentos donde se presente alguna fisura, pero no percibí en ningún momento la sensación de ir forzado. Qué decir de Joey DeMaio y su solemne manera de golpear el bajo con honor, de las diabluras del fuera de serie Michael Angelo Batio o de la precisión y pegada en el golpeo de Dave Chedrick, los últimos miembros en entrar en la armada de MANOWAR han demostrado servir con orgullo en este The Blood of our Enemies Tour.
Pasamos a desgranar uno de los momentos históricos y más esperados del show, ya que llegó al fin la hora de dar cabida a Hail to England y Sign of the Hammer con 9 canciones seguidas en total entre dos álbumes que salieron con tan solo 7 meses de diferencia, para situar en el contexto el increíble nivel compositivo de Eric Adams, Ross the Boss, Joey DeMaio y Scott Columbus allá por 1984.
Army of the Immortals, qué manera de abrir, Blood of My Enemies (cuyo estribillo es uno de los más épicos de la historia del metal con mayúsculas), Kill with Power y su imponente juego de fuego, Black Arrows y su mensaje (nada subliminal y completamente necesario) o Mountains, la canción en la que siempre he pensado que Quorthon llevaba grabada muy dentro de sí antes de iniciar la segunda etapa de BATHORY, fueron recibidas por los fans de estos discos y por quien conoce realmente bien la discografía de MANOWAR como lo que son, regalos y oportunidades difíciles de revivir.
Pero ahí no acabó el momento central del show: All Men Play on Ten y Sign of the Hammer, más directas y coreables, infundían el sentimiento del principio del espectáculo, y sería después de éstas cuando llegaría el momento más celebrado para mí, ya que se trató de toda una sorpresa que no estaba en el guión: Bridge of Death.
Ante nosotros, la composición más oscura, épica, siniestra y triunfal de MANOWAR, una canción por la que siento especial debilidad y que no había tocado en esta gira con el formato del KINGDOM OF ROCK, es decir, repertorio basado en los citados discos y grandes éxitos, solo lo estaban haciendo allí donde expresamente tocaron íntegramente Hail to England. La grandiosa Thor (The Powerhead) cerraría este inolvidable y quizás irrepetible segmento del show.
Hubo debate sobre los temas de ambos discos que se dejaron sin interpretar, especialmente Hail to England, que fue la gran sacrificada, o The Oath, pero sabemos que es imposible satisfacer a todo el mundo. Lo que hay que valorar es el arrojo y la valentía de variar el repertorio con todo el trabajo y preparación que requiere durante prácticamente cada noche.
Después hubo tiempo para canciones más cercanas al tiempo actual de su discografía como son Sons of Odin, House of Death, Kings of Kings o Fight Until We Die.
Llegó el turno para que Joey DeMaio se dispusiese a hacer su clásico discurso, alrededor de diez minutos chapurreando euskera, hablando un más que correcto castellano y finalizando en inglés, brindando con patxarán y aludiendo a un enemigo que les ha impedido pisar España en todos estos años. Guste más o menos, esta es parte de la identidad de MANOWAR.
Warriors of the World United, uno de los clásicos modernos, junto a las míticas Hail and Kill y Black Wind, Fire and Steel cerraron por todo lo alto una noche que nunca olvidaremos, porque no solo supuso la vuelta de MANOWAR a España 14 años después, sino la reconciliación con una generación que no había hablado bien de sus últimas visitas, la demostración de fe en trabajos que siempre merecieron más atención, y el llevar una producción atractiva y cuidada. El recuerdo de la primera edición del KINGDOM OF ROCK será imperecedero.
Si algún detractor ha pensado que MANOWAR va a deponer las armas después del estado de forma mostrado en esta gira, ellos, lacónicos (por un momento) y desafiantes como Leónidas y sus espartanos, solo tienen la opción de contestar: «Ven y tómalas».
Repertorio de MANOWAR:
Manowar
Kings of Metal
Fighting the World
Brothers of Metal Pt. 1
Army of the Immortals
Blood of My Enemies
Kill With Power
Black Arrows
Mountains
All Men Play on 10
Sign of the Hammer
Bridge of Death
Thor (The Powerhead)
Sons of Odin
House of Death
King of Kings
Fight Until We Die
Discurso de Joey DeMaio
Warriors of the World United
Hail and Kill
Black Wind, Fire and Steel