Por Rafa González
(Artículo publicado originalmente hace años en otra web dedicada al rock, pero al haber sido borrado en otoño de 2024, se resube aquí limando un par de cosas).
Todos los que estamos familiarizados con la comunidad metalera habremos escuchado o pronunciado más de una vez las palabras poser y true; si no así, en forma de postureo y auténtico, u otros sinónimos. Pues bien, este artículo no será ni otra clasificación arbitraria más entre los dos conceptos ni otra reprimenda más hacia los que usan dichos términos. No estoy aquí ni para designar un género o grupo como más true que otro ni para reñir a quienes lo hacen. Escribo esto para trazar un tercer discurso a partir del debate entre los dos mencionados: entre el de dar por hecho que hay cosas más trues que otras y el de dar por hecho que quien piense lo anterior es un elitista tóxico e inseguro.
A priori, alguno puede pensar que la separación poser/true es un debate únicamente metalero, pero nada más lejos de la realidad. Esta discusión se halla en torno a absolutamente toda afición humana. Se puede ser un rapero más o menos auténtico, un juez más o menos justo, un activista más o menos involucrado… El asunto es tan primario que responde ante la más pura lógica dualista: no existe el concepto verdad sin el concepto mentira. Toda cuestión es susceptible de ser juzgada como más o menos realista, y cuanto más nos alejemos de las ciencias puras, más graduales y menos absolutas serán las certidumbres. En este caso, el objeto a analizar es el porcentaje de fanatismo del aficionado a cierto género musical.
Yo creo que el fanatismo (si lo desligamos de las connotaciones negativas de la palabra) se mide en torno a dos ejes: el conocimiento que se tenga sobre la materia en cuestión, y el disfrute que se consiga a partir de ella. Realmente sólo somos conscientes de los conocimientos y gustos propios. De los demás sólo sabemos lo que comunican (voluntaria o involuntariamente). No podemos explorar la cabeza de nadie en su totalidad como si de una carpeta de un ordenador se tratase. Por lo que cuando uno juzgue la pasión o dominio que tiene otra persona sobre un tema, solo podrá hacerse una idea parcial a partir de las señales que esta exhiba.
Yo divido esas señales en dos tipos: exhibición de símbolos identitarios y participación en eventos/rituales comunes. Con símbolos me refiero a ropa, tatuajes, peinados… Y con eventos, a festivales, ferias, concentraciones… Todo son ritos de pertenencia a colectivos. Y cada colectivo tiene los suyos, a los que otorga más o menos importancia. El caso del colectivo del metal es tan rico que no solo tiene elementos comunes a todo el género (melena, ropa oscura…) sino que alberga muchísimos subgéneros, cada uno con una idiosincrasia propia: El black metal tiene el corpsepaint, el satanismo, los brazaletes con clavos gigantes etc. El thrash metal tiene las deportivas altas blancas, los battlevests, la actitud juerguista, etc.
Tal vez el motivo por el que en el metal está tan patente la clasificación true/poser se deba a que es un género que se fundó representando lo opuesto a lo establecido por la hegemonía cultural occidental de la segunda mitad del siglo XX (de ahí su relación con el satanismo, que pretende ser lo contrario al cristianismo, la cultura que lleva rigiendo Occidente desde hace tantos siglos). El metal es tan díscolo que atrae sólo a quienes tengan el coraje de ir contracorriente. Por tanto, tiene relativamente pocos fans, y cuanto menos mainstream y más cerrada sea una comunidad, más implicados tenderán a estar sus miembros. El polo opuesto sería el pop comercial: un género mucho más popular, y por tanto, con menos símbolos identitarios y fans menos implicados. Ese es el motivo por el que es extremadamente raro oír hablar de posers y trues a un fan del pop mainstream.
Si tu mensaje es ir en contra de lo establecido, no te queda otra que reafirmarte con orgullo, ya que quieras o no, ser una pequeña minoría nunca suele ser fácil ni cómodo. Como lleves una afición extrema de manera insegura, vas a ser presa de la discriminación o la alienación. ¿Qué hacía yo cuando me llamaban satánico por ser prácticamente el único heavy en un colegio católico? Pues lanzar los cuernos con orgullo, pintar pentagramas en la pizarra y adquirir una pose de tipo duro. Si no me avergonzaba de ello, no podían usarlo para dañarme.
Llevar la parafernalia metalera (símbolos comunes) y juntarte con metaleros (eventos comunes) es un signo de que estás orgulloso de tu gusto musical, y por tanto, de ser true. Sin embargo, no hay nada más poser que aparentar ser algo que no eres, así que toda la estética debe estar acompañada de una pasión y conocimiento parejos. En líneas generales: el objetivo es que la imagen que des se corresponda con la realidad, que no vayas de algo que no eres.
Prima aclarar que no es lo mismo ser poser que novato. Alguien que se esté introduciendo en el metal pero que sea consciente de lo poco que sabe, no es un poser. Sin embargo, alguien que se compre camisetas de grupos underground sin conocerlos solo para quedar de interesante, sí es un poser.
Ahora, ¿Quién puede ser el encargado de juzgar la hipocresía de cada fan? Pues el que más sepa. ¿Y quién es el que más sabe? Pues mientras no existan los exámenes de metalerismo, no podremos saberlo. Es un asunto totalmente subjetivo. He ahí la queja que formulan los contrarios a la clasificación poser/true: Hacer exámenes o competiciones de metalerismo acabaría en un espectáculo de pretenciosidad donde muchos no reflejarían su autenticidad, sino simplemente sus ganas de quedar por encima del resto. Ejemplo perfecto de esto es el típico metalpaco que en cuanto ve a una chiquilla con un Eddie en la camiseta, va y le reta a citar de memoria el nombre de cinco canciones de los Maiden.
No sé si os habréis fijado en que estos detectives de pureza metalera solamente le van a preguntar a gente que ellos crean que puede ser poser. No escogen a ningún cuarentón greñudo de battlevest completo para el interrogatorio, sino que se dirigen a los que tengan menos pinta de true. ¿Por qué? porque me temo que lo que desean no es iniciar una conversación amena y compartir conocimientos, sino avasallar al postureta para sentirse superiores.
Ahora, no por esta panda de patéticos ni por la subjetividad del asunto podemos negar que existen metalheads más y menos involucrados en la escena; y que, generalmente, uno desea juntarse con quien se identifica. Aunque la separación postureta/auténtico entrañe sus problemas y pueda ser incómoda, no podemos negar su existencia. Siempre está presente, aunque sea en nuestro subconsciente. Es como discernir si una persona es guapa, fea o promedio; podemos fijarnos más o menos, pero siempre tenemos una opinión aproximada. La interpretación colectiva de las señales que mencioné antes (exhibición de simbología y participación en eventos comunes) es el canon de belleza del fanatismo musical.
Aparte de que cada uno le da la importancia que quiere a la clasificación poser/true (y así debe ser), hay una manera de evitar participar en ella: no perteneciendo a la comunidad. Si no te identificas como metalero sino como alguien a quien que le gusta el metal. O, como diría el youtuber Metal Hero, como un periférico; no vas de nada, y por tanto, no puede considerarse que posturees. Si no te sientes parte del colectivo sino que simplemente te gusta la afición en concreto, es como si yo hablo de mi gusto por el fútbol. Yo disfruto con el fútbol muchas veces, pero ni sé mucho sobre el tema, ni tengo ganas de investigarlo más, ni poseo parafernalia relacionada, ni suelo acudir a sus reuniones. Por eso no me considero futbolero, sino simplemente una persona a la que le gusta ese deporte.
Y por último, está el asunto de si se puede ser varias cosas a la vez: Si -por ejemplo- un heavy puede ser rapero o ravero al mismo tiempo. La respuesta es que sí, pero sólo si las comunidades son compatibles. Es decir: No puedes ser cristiano y musulmán al mismo tiempo, ni pijo y cani. Sin embargo, sí puedes ser metalero y fan de otro género musical al mismo tiempo, porque no tienen principios que se contradigan.
Pero tengamos en cuenta que quien mucho abarca poco aprieta. Aparte de que nuestro tiempo y capacidad son limitados, por lo que no podemos ser expertos en todo; el exhibir ciertos símbolos e ir a ciertos eventos temáticos puede eclipsar la participación en otras aficiones. Me explico: ir entero vestido de blacker y añadir una cadena de oro típica del hip-hop al conjunto, no pega. Te quita apariencia de blacker. Te hace parecer menos true, aunque el gusto por dos géneros musicales dispares sea posible.
En conclusión, todo esto es un asunto de comunidades de fans. Lo ideal es que cada uno se junte con quien de verdad se sienta cómodo. Que nadie trate de aparentar algo que no es para entrar en un grupo social y que nadie convierta el metal en una absurda competición de pureza. Que las cosas fluyan. Los conceptos poser y true son útiles en cualquier afición humana, así que el que los use sin mala fe, que se quite de complejos.